miércoles, 21 de marzo de 2007

CRONICAS DE BUSETA I: Ciegos, Sordos y Bobos

Es una sensación extraña. Hace un tiempo no salgo de la celda en la que por estos días se han convertido las cuatro paredes de mi habitación. Pero, retomando esa vieja tradición en la que, los no emancipados de las naguas de la madre y desempleados, nos convertimos en mandaderos y hacedores de cualquier favor, heme acá de nuevo saliendo al sol y trepándome a un bus.

No me sorprende que, las cosas en los buses hayan cambiado de manera lenta. Pero cabe destacar que desde la puesta en funcionamiento del Transmilenio, lo popular de lujo se ha mermado: No es común volver a encontrarse una “consola” que más bien parece una nave central de un templo, saturada de estampas de la virgen del carmen o estatuas en varias versiones señalando el “YO REINARE” del divino niño del 20 de julio. Ni tampoco, adentrase en la “pieza de un coleccionista” y ver los miles de carritos-aviones-helicópteros-barcos-trenes, en fin cuanto medio de transporte inventado por el hombre se haya miniaturizado. Ya poco se ve, el biólogo-esotérico-superticioso que decidió cristalizar en ambar o en cualquier tipo de sintético que permita agrandar y visualizar la cucaracha que se atrevió a poner sus patas en el pan del desayuno o en su defecto, UN CUCARRON pintado de VERDE, que era expuesto al final de la barra que le empuja los cambios al vehiculo sin necesidad de meterle el CLOCHT.

Esas cosas ya no son tan comunes. Es posible que esto se deba a que lo que si es común, sean unos paneles, con vidrios (sin calcomanías, valga aclararlo) con un huequito para meter la plata y otro –en los más elaborados- para recibir las vueltas. Poco a poco se parecen a las taquillas de un cinema, de no ser por la ausencia de micrófonos, parlantes y por supuesto de un BUENAS TARDES (días o noches).

Como tampoco, es común encontrarse con esos hombres maduros regordetes y bigotones. La edad promedio de los conductores (ya que no les gusta el mote: CHOFERES) ha disminuido. El vallenato ha sido cambiado por ritmos más movidos como el Reggeaton y el “Alerta Bogotá” por “Julito no me cuelgue”.

¿Dónde quedaron nombres como: “La Jennifer”, “La Consentida”, “El Aventao”, La Coqueta” o “El Ti-Tanic?

Esos serán motivos de otro post, de otra crónica, de otro viaje intramunicipal.

Hace un tiempo, era común y/o por lo menos más evidente, que las horas de transito entre un punto A y un punto B a una velocidad promedio de 18, 14, 12 Km/h fuesen utilizadas para dedicarse al muy mal vicio de leer fotocopias para la universidad o algún Betseller o porque no, devorarse las páginas de un muy buen libro. Digo mal vicio, porque según mis proveedores de mitos urbanos, dicha práctica puede acarrear un alto riesgo de desprendimiento de retina.

No sé si siguiendo las recomendaciones de su optómetra u óptico de confianza los jovenzuelos de hoy en día, Estudiantus Ha-bus-itantus de ratus, hayan decidido abandonar las sutiles y tal vez fútiles lecturas de párrafos cortos, entre detenciones semáforo-trancón-semáforo, semáforo-trancón-semáforo, para compartirnos a los demás pasajeros sus gustillos musicales. El reproductor de MP3, IPod Nano o Celular con musik gweon, que aunque está directamente conectado a sus oídos y a su cerebro a través de audífonos, UNO TAMBIÉN ESCUCHA, ha suplido la necesidad de tener que aguantarse y de una vez aprenderse las canciones que le fascinan al conductor y/o su ayudante. Sin embargo, so pena de estar expuestos a dos grandes riesgos: PERDIDA DE LA AUDICIÓN y de paso, irse volviendo un poco más idiotas.

Ante estos dos riesgos el de QUEDAR CIEGO y QUEDARSE SORDO alguien manifestó:

  • Si se queda sordo se evita escuchar las molestas conversaciones de los vecinos de puesto, el vallenato o el reggaetón del conductor.
  • Si se queda ciego, no le puede ver las pochecas a la pechugona que va sentada al lado suyo y no se puede burlar del del carro de al lado que se saca los mocos en el semáforo.
  • Pero... si se queda sordo mientras va a la universidad cuando llegue a clase no va a escuchar cuáles eran las berracas copias del parcial.

Sin embargo, ya para cerrar este POSTito, leer tiene una ventaja. Permite ser testigos de la existencia de los otros, aunque un bus sea por definición un NO LUGAR.

Un "no-lugar" es un término arquitectónico utilizado para designar esos lugares en donde no hay identidad, ni vínculos directos entre el que lo ocupa y el lugar mismo. Un espacio donde eres anónimo, donde nada te afecta.... generalmente se vincula mucho con los centros comerciales.

En términos del autor del concepto Marc Augé:

  • "Si un lugar puede definirse como lugar de identidad, relacional e histórico, un espacio que no puede definirse ni como espacio de identidad ni como relacional ni como histórico, definirá un [no lugar]."
    "la sobremodernidad es productora de no lugares, es decir, de espacios que no son lugares antropológicos y que, no integran los lugares antiguos: [lugares de memoria]."
Generalmente ponerse a leer en los buses aún nos permite mirarnos, reconocernos, atender a algún sonido extraño. Aunque una ciudad también sea un encuentro permanente entre desconocidos, al menos, leer nos permite escuchar nuestra propia voz y estar re-conociéndonos a nosotros mismos mientras nos metemos una y otra vez en el mismo río.

Mientras nos sentamos una y otra vez, en un puesto que nos lleva a un destino deseado.

Espere el próximo miercoles: Angelita Perversita; Cronicas de Buseta II: El Día Sin Carro.

8 comentarios:

  1. Pues vivir cerca de la oficina me ha ofrecido la excelente oportunidad de alejarme de los particulares no-lugares configurados en el interior de los vehículos de transporte público. Y del reggaeton que suena en las benditas busetas. He llegado a apreciar el vallenato, ¡Balrogs!

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  2. No lo había visto desde ese punto, teniendo en cuenta que no conocía la definición de no lugar. Es interesante, pero yo en lo personal, uso la lectura (en este caso en el metro) para alejarme de lo que me rodea (así suene al más enorme cliché del mundo). En lo personal considero que el transporte público es por antonomasia un no lugar y que esto no se puede cambiar.

    Con respecto al desprendimiento de retina, pienso que es realmente una leyenda urbana, después de todo, con mi miopía galopante, he leído en los buses desde que me acuerdo y nunca se me ha desprendido, un ligero mareíto ocasional que pasa pronto y ya. Otra leyenda urbana: hay que tener predisposición genética al desprendimiento de retina, así que si en su familia no han existido casos, creo que tampoco pasará de un ligero mareíto y en caso de que efectivamente se le desprenda la retina, tendrá la seguridad de que fue leyendo algo bacano.

    Se sorprendería lo mucho que se lee en el transporte público en Madrid, como decía un profesor mío "se lee más ahora en el transporte público, el problema ahora es lo que se lee" y me sorprende que me diga que se está leyendo más que las copias del parcial en Bogotá, es un avances grande, debe ser que todo el mundo está muy metido en lo de la capital mundial del libro.

    Otro asunto, ya me he ido enterando de los problemas de transmi y es realmente un gusto enterarme de los avances de nuestro transporte público bogotano, entonces es más raro el vallenato? Guau! Jamás lo hubiera imaginado.

    Y ya me extendí lo suficiente. Chao!

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  3. A mí sí no me puede faltar la musiquita cuando voy en un bus. Y es cierto que me hace un poco más idiota, pero es preferible ser idiota que aguantarme candela, radio uno, tropicana etc

    Kalidosísima tu crónica de buseta.

    Un beso ()

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  4. En primer lugar, gracias por hacerme ALGUIEN...
    En segundo lugar, depende de como uno haya adecuado su forma de estar en los lugares el desarrollo de actividades como la lectura: yo puedo leer en cualquier sitio y puedo graduar la velocidad de la lectura pero, últimamente, he perdido ese placer de leer en bus para apartarme de la gente como decía el copista o para observarla como dices tú, pues la lectura que debo hacer es la que está relacionada con la maestría lo cual quiere decir que si no me concentro totalmente en los textos en media hora, al bajarme del bus, voy a estar perdida en el espacio en la clase de Fronteras lingüísticas y de género...
    Pero la música si es definitivamente para aislarse, es para comunicarse con uno mismo...
    Mi última aberración ha sido leer las copias para clase con Fiona Apple (que por alguna razón aumenta mi capacidad de atención) en el MP3... Ha funcionado porque el efecto de negación del espacio se potencia de una forma impresionante...
    Pero a veces extraño los ruidos ambiente, las molestas conversaciones insulsas y las miradas morbosas...
    Para lo del concepto de no lugar me parece pertinente ver que en todo caso, en la negación de cualquier instancia se está afirmando a la misma... es algo así como que nos construimos desde la carencia (que pena, eso suena a psicoanálisis de tres pesos) y en esa medida los no lugares nos hablan de nuevas formas de posicionarse frente al mundo, es decir, de nuevas instancias en nuestros proceso de identificación...
    Comenté muy largo y me da pena, tenemos que hablar de este tema un poco más y además tengo un texto de Michel De Certeau que nos puede ayudar a darle una vuelta interesante al asunto.
    Felicitaciones por este post corazón, cada día escribes mejor y me siento muy orgullosa de tí.
    Un "Ejecutivo" de besos.

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  5. Responder va estar TRE DIFICIL.

    1. Mil gracias de antemano.

    2. Mornatur: Chevere, creo. Yo vivía cerca a mi anterior oficina pero cojia bus. Llegaba tarde igual. Generalmente, entre más cerca más confianza. Cuando camina hacia el trabajo, en teoría, siguiendo la misma línea del texto: Se mete en otro NO-lugar: Los lugares de paso.

    3. Angelus: Por que se me ocurrió este POST? Pues me trepe a un bus, efectivamente hubo un momento en el que se subió una senora con una historia desgarradora (vaya uno a saber si era o no, cierta). Tuve que deter mi lectura pues el llanto de la senora, cuasi que me obligo. Es bastante posible, que de haber tenido un MP3 en los oídos no lo hubiese hecho. En algunos momentos de lectura, para descansar "las vistas" y pensar en lo que acaba de leer, observaba, miraba alrededor e incluso al exterior...No puede negar incluso que hasta adorminaldo me sentía y esa sería la mejor forma de abstraerse de la realidad y de la existencia de ese mundo exterior. Claro que uno lo puede hacer, con musica, sin musica, con lectura o sin ella.

    Lo que me pareció curioso de la sensación, tal vez por casulidad era que ERA el ÚNICO que leía. Eso hacia especial la cosa.

    En Transmilenio no sé si sabias a lo mejor si: Existe una campana que se llama libro al viento, campana que ha sido "homologada" a las plazas de Mercado y a los Supercades. Estos no-lugares deben ser aprovechados, creo es la política de los hacedores de dichas campanas.

    4. Maria () : Tu de idiota mas bien nada. Pero si es cierto, a lo mejor también me movió algo de envidia.

    5. Doctora Marcell:
    De nada...JUAJUAJUA...sobreTODO.
    Tu sabías que eras tú así que deja de joder.

    Como le explique a angelus, que además hace parte de tu respuesta, SI, hay cierto morbo. No sé, cuando uno esta leyendo de alguna manera se imagina que esta haciendose a "conocimientos" que los demás no tienen y al verlos "engomados" en su mundo musical, piensa uno: NI LES INTERESA. Falso de todas formas, parte de lo loco que uno es.

    Ni tanto que queme al santo, ni poco que no lo alumbre...efectivamente leer, por la pausas necesarias cuasi que obligan a volver al puesto del bus, la musica no, salvo que se acaben las pilas como decia Maria(). Pero si entre el man de suenos, fiona o no fiona, a lo mejor aterrizas. El ejemplo puede ser otro, no sé, encontrarse un fajo de billetes yo que sé.

    Por supuesto, comparto el tema de las negaciones y "las carencias" lo uno sin lo otro no tiene sentido o lo pierde en buena medida. Los no lugares, al final, terminan siendo OTRO lugar y depende en buena medida de lo que allí vivas, más allá de lo que los arquitectos digan.

    BUscare entons al senor Certau y por supuesto, GIROS, bienvenidos sean.

    El Orgullo en parte es culpa tuya, todos ustedes que escriben mejor lo obligan a UNO a no ser tan INDIO y de paso se va aprendiendo del ejemplo.

    Un "TROLI" de besos.

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  6. Ya no sé ni por dónde comenzar, no se si esto es un NO espacio, estoy re confundido, fue una sobredosis de información... intentemos en medio de este confusicomentario intentar decir algo coherente e inteligente.

    1. De acuerdo con Angelita, sumercé escribe muy bien, estoy muy "engomado" leyendo post por post.
    2. Nunca he podido leer en nada que se mueva, mis ojos parecen de esos perros que el cuello les flota y me duele mucho la cabeza. Por eso amo los parques y los banquitos verdes con cemento que instaló la alcaldía. La música es lo que me relaja en los buses, aunque los buses aportaron mucho de de la cultura vallenata en mi.
    3. Como dijo el abuelito de un amigo -uno jamás se va a la cama sin aprender nada nuevo- gracias por eso de los espacios.

    Creo que mi cerebro está en huelga, por eso no siendo más

    Saludes

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  7. Viejo tal que bueno leerle, lastima no pude seguir con mi cuento, le felicito, y es cierto esa fue la sensacion que me dejo la ultima vez que fui a Rolombia, los buses cambian y la cultura tambien, aqui aun tenenemos los buses con calcomania y la espectacular bola 8 en el cambio.
    JEJEJE

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  8. pues esta mañana comprendí que cuando estoy montado en una buseta, soy invisible, nada me hace más daño que la ignorancia de todos los humanos que viajamos, incluso la mia... u hombre ne la pouerta que hablba sólo y ademas que no dejaba pasara alas personas, finalmente cu}ando bajo del bus, realizo que lo que estaba era haciendo teatro para robar.

    definitavmente esta gente en bogotá, y ano sabe ni como robar. o como aquel que sube con unsapo en la mano amenazando de echarselo encima, sino hace, si no da.

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