domingo, 12 de noviembre de 2006

Más Ciudadanos K

En medio del auge que el documental ha experimentado durante este año, con el récord de taquilla de “La marcha de los pingüinos” -que ya ha sido vista por más de 4.800 espectadores- y la exhibición de documentales chilenos en “La cultura entretenida” de TVN, llegará a las pantallas de Chilevisión, “Ciudadano K”, un programa que responde al formato del falso documental, el género de moda en el mundo.
Formato en el que historias ficticias se presentan como verdades históricas, confundiendo al espectador, quien no sabe si lo que ve es ficción o realidad.

En esa línea, “Ciudadano K”, dirigido por el cineasta, documentalista y guionista Francisco Hervé, estará compuesto por 6 capítulos de 50 minutos cada uno, donde se presentarán “las historias de vida de personas que hoy olvidadas, muertas o desaparecidas, hicieron una ambigua contribución a la sociedad, pudiendo ser consideradas como un aporte o un tremendo daño”, señala la presentación del proyecto. Aquí el público decide.

Primeros en la luna

Una osadía que años atrás jamás habríamos visto en televisión y que en el extranjero ha generado grandes polémicas. Un ejemplo de ello es el falso documental “First on the Moon” (Primeros en la luna) donde el ruso Alexei Fedorchenko reconstruye la supuesta historia de una misión secreta que habría intentado lanzar a un grupo de astronautas al espacio en 1938. Con imágenes “de archivo” y “entrevistas”, Fedorchenko sigue la pista del temprano programa espacial y también de su astronauta estrella, que iba en la nave.

Según la crítica “First on the Moon” - premiado como mejor documental en el Festival de Venecia - está tan bien armado como falso documental, jugando con la visualidad de las distintas épocas, que muchos quedan con la idea de que es una reconstrucción parcial, pero efectivamente se trata de una obra ficticia. De la mano de Errante Producciones y con el apoyo del Consejo Nacional de Televisión, que en su entrega de fondos del año 2005 premió al proyecto con 78 millones de pesos, “Ciudadano K” podría ser visto durante el segundo semestre del año, por las pantallas de Chilevisión.

Otros...p.ej.

EN tiempo de los sultanes, el nombre que recibía la Corte Imperial del Imperio Otomano era el de 'La Sublime Puerta'. Las sublimes puertas nunca han sido derribadas y en estos tiempos de democracia siguen manteniendo toda su fortaleza. Sin ellas es casi imposible concebir un territorio de poder: el de la ley, el del dinero, el de la excelencia social, el de la sagrada propiedad, el del Estado...

El ciudadano, como el campesino del relato de Kafka, quiere a veces franquear la puerta porque tiene urgencia para saber cómo van sus papeles, en los que reclama algún derecho de justicia elemental.

La puerta está abierta, pero el guardián de la entrada se lo prohíbe: «Si tanto te atrae el interior, intenta entrar a pesar de mi prohibición. Pero recuerda esto: yo soy poderoso. Y yo sólo soy el último de los guardianes. De sala en sala irás encontrando guardianes más poderosos. Ni siquiera yo puedo soportar la vista del tercero». El guardián, sin embargo, le permite que se siente al lado del portal.

Ahora todo está mucho más humanizado que en aquellos lejanos tiempos imperiales... Por ejemplo, las puertas de los bancos son de cristal impoluto y el ciudadano K que no sea un paria y tenga los papeles en regla, dispone de una llave electrónica que le permitirá acceder al zaguán con un simple deslizar de la banda magnética... No hay allí vigilante de carne y hueso: sólo el ojo del Gran Hermano que observa incesantemente con el objetivo de la cámara y al mismo tiempo le permite observarse a sí mismo en el espejo de la pantalla y ver si va bien o mal vestido o peinado, que buen porte y buenos modales abren puertas principales...

Si se trata de un paria K, en las épocas de frío, allí, en el reluciente suelo, podrá estirar sus huesos al lado de su cartón de vino y la barra de pan y cubrirse con la manta que lleva en la bolsa de plástico: el ojo del Gran Hermano velará sus dulces sueños, disuadiendo a los guapos chicos de las bromas nocturnas para que no le rocíen con gasolina...

Las puertas actualmente suelen llamarse ventanillas, aunque, en realidad, son mostradores con una raya en el suelo para ofrecer confidencialidad y ordenar la cola de los ciudadanos K.

Ahora andan a vueltas con lograr una sola puerta sublime cibernética: 'la ventanilla única'. El caso es que al ciudadano K le ha llegado el turno y entrega sus papeles de reclamación, que irán recorriendo los vericuetos de los servicios jurídicos, donde se apoltronan los señores del dinero, y los despachos de los palacios de Justicia, donde bostezan los guardianes de la ley.

Mientras tanto, el ciudadano K se sienta ante la puerta sublime y va anotando uno a uno los inaguantables días de su espera en un cartel que muestra a los restantes ciudadanos K.







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